Mujeres que cuentan

Karrantzako ardiei lagunduta, bertako emakumeei eta gizonei ere laguntzen zaie


Karrantzako ardiei lagunduta, bertako emakumeei eta gizonei ere laguntzen zaie.

Karrantzako ardiei lagunduta, bertako emakumeei eta gizonei ere laguntzen zaie

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Laurita Siles beka batekin iritsi zen bere Marbella sorterritik Euskadira, karrerako 4. mailan. Herrialde ugari bisitatu ondoren, besteak beste Islandia, Kanada eta Frantzia, maitasunak Karrantzara (Bizkaia) ekarri zuen behin betiko, eta gaur egun bertan bizi da bere bikotekidearekin, Josebarekin, eta bere alaba Lurrekin.

Karrantza abeltzainen eta artzainen harana da. Bertan, haranaren izen bereko ardien errealitatea ezagutu zuen, galtzeko arriskuan dagoen ardi-espeziea. Izan ere, planetako puntu txiki horretan daude Europan galtzear dauden tokiko arraza gehienak. Laurita konturatu zen ardien artilea bota egiten zela moztu ondoren. “Ezaugarri pila bat dituen lehengaia da, eta aberrazio moduko bat da hura zaborretara botatzea”. Orduan, Lauritak, oso emakume ekintzailea izanik, lanari ekin zion, eta lan-proiektu bat diseinatu zuen: Mutur Beltz.

Lauritak inguruan dauden 14 artzainen Karrantzako ardien artilea biltzea erabaki zuen, artile hori hondakin bihur ez zedin, balio handiko lehengai jasangarri bat baizik.

Emakume artista eta ikertzaile honen izaera geldiezin eta sortzaileak bultzatuta, Laurita iruteko teknika berrien bila hasi zen, eta, horrela, ehun berri bat sortu zuen. Emaitzak berehala iritsi ziren eta, bi artisaurekin elkarlanean, Karrantzako auzoen izenak daramatzaten txalekoak, txanoak eta poltsa-bilduma bat sortu ditu dagoeneko. Gainera, beste irteera bat eman dio artileari, eta betegarri gisa erabiltzen dute Ternua Gipuzkoako kirol-markako jaka baterako.

Bere lana ez da hor amaitzen; hazten jarraitzen du, zaintzeko, sortzeko eta beste pertsona batzuen parte-hartzea lortzeko helburuarekin.

Karrantzako ardia bezala, galtzear dagoen lanbide gisa deskribatzen du artzaintza, eta bere ekimen kultural askok, hala nola “ondo bizi arte-jardunaldiak”, irudi hori aldarrikatzea dute helburu, artzaintza artearekin lotuz, eta betiere Karrantzako ardia eta harana oinarritzat hartuta.

Herri txiki batean bizitzea gogoko duen arren, batzuetan gogorra izan daitekeela onartzen du. Zalantzarik gabe, Mutur Beltz proiektuari eta Lauritari buruz entzuten jarraituko dugu.

Yo vine aquí en el 2003 con una beca Séneca, de la universidad, para hacer cuarto de carrera. Yo flipaba de encontrarme vacas. Me acuerdo que un día llegué a clase y: “¡Hay vacas en el camino!” Y la peña de aquí me decía: “¿Esta de dónde ha caído?”

Luego me fui al año siguiente a Canadá; luego volví a Donosti, a Arteleku, luego me volví a ir a Francia, a una productora de animación tradicional. Luego volví a Marbella, con intención de volver ya al pueblo, de quedarme y tal, y duré seis meses. Y a los seis meses estaba aquí a comenzar una tesis doctoral, piezas que hablaban del irrintzi o del quejío; el cante flamenco y la bertsolaritza; la txalaparta y la castañuela; la flauta rociera y el txistu. Y ya me quedé, y aquí estoy.

Manolín, el vecino. ¡Llevamos unas semanas que lo están flipando los vecinos!

Soy Laurita Siles y soy una mujer que cuenta.

Todos los años recogemos la lana de catorce pastores, y en el 2017 conseguimos hilar por primera vez en la historia la lana de nuestras ovejas. La lana se tira. Ahora recogemos esa lana, vamos de caserío en caserío. Según van esquilando, vamos seleccionando. Nosotros hemos conseguido hilarla, a partir de ese hilo hacer un tejido… Estamos en el camino de que funcione…

La BiziKarder, que es la bicicleta de cardar la lana. Según se esquila, simplemente lavada, y entraría por aquí, y sería a pedal.

Aquí no entendemos la lana como un residuo, sino como una materia prima.

Esto es la lana una vez cardada de allí, ¿ves que está más peinada?

Es un material que tiene mogollón de propiedades y es como una aberración tirarlo a la basura. En la vida habíamos pensado hacer moda. No partimos de querer hacer un proyecto de moda, sino que partimos de una materia prima que es sostenible y ¿qué podemos hacer con ella?

Colaboramos con artesanas que tejen para nosotros y hacemos diferentes productos como calcetines, gorros, patucos, bolsos, carteras, chalecos… Las bombers y las parcas, las que hemos vendido, las hacemos a medida. Cada año sacamos un cojín, que el relleno es de nuestra lana y el diseño del cojín es de un artista. Cada bolso tiene el nombre de un barrio de Karrantza, que Karrantza tiene 49 barrios. Muchos vecinos me escriben en plan: “¿Y cuándo vas a sacar Bernales?” “¿Cuándo vas a sacar mi barrio?”

Pues lo de (Eterno?) fue en el 2017. Joseba y yo dándole vueltas a ver qué podemos hacer con esta lana. Las ovejas cuando están en la cuadra, adentro, en invierno, la lana se le apelmaza. Cuando salen a la calle con el sol, la lana se apompa y se ponen bonitas. Pues tenemos que hacer algo que salga a la calle. Sustituir la pluma de una chaqueta por lana. Pues Joseba cogió un día el coche, desde Karrantza, y les contó la idea, y bueno, esa chaqueta a día de hoy está en el mercado.

Karrantza tiene el mayor número de animales autóctonos en peligro de extinción de Europa, y encima esta oveja lleva el nombre del valle. Son ellas las que han hecho este paisaje. Es un valle de pastores, pero bueno, que a día de hoy hay más vacas. Yo creo que hay que ayudar tanto a la oveja como al pastor, que también está en peligro de extinción. Pues bueno, ¡vivo con uno! Y con su padre, que también lo es. Entonces, ¿qué voy a decir? Solo puedo decir cosas buenas.

Al conocer a Joseba me hablaban de la lana, que no sabían que hacer con ella… Justo Joseba antes de conocerme había comprado una rueca. Y yo anteriormente había hecho un montón de bici y máquinas, que si una Txalamobil, una Bicicine, una PutxeraMobil…

Justo me voy a Islandia con una beca de creación, que se llamaba HelARTE es morirte de frío, en un pueblo de cien habitantes. Justo abro el estudio y una rueca. Allí aprendí a hilar. Joseba vino diez días a visitarme. Nos recorrimos las diferentes cooperativas de mujeres que trabajan la lana, y al volver pude hacer el primer ovillo de la lana de las ovejas del aita de Joseba. El primer ladrillo de Mutur Beltz.

Hemos visto que hay una demanda así de calcetín, para gente que trabaja con katiuskas en el campo. Se te cuece el pie con el calcetín sintético. Tenemos dos artesanas que tejen para nosotras, pero sí que hay una demanda que he estado repartiendo calcetines de Navidad hasta marzo. Las fábricas de calcetines trabajan con hilo sintético, que es mucho más fino que nuestro hilo. Para tejer nuestro hilo para calcetines, pues solo he encontrado una fábrica que lo pueda hacer, porque esas máquinas ya están en desuso. Entonces eso es un poco como querer parar el tiempo también.

Queremos hacer más tejido, investigar en sí sobre el tejido, impermeabilizar el tejido también, para que pueda servir para otro tipo de productos. Este fue un proyecto de Carla (Boserman?). Ella cuando fue a visitar las cuevas de Karrantza, hay una zona a la que le dicen “El órgano”, y ella decía que no veía allí un órgano, sino que veía un rebaño de ovejas. Entonces rebañizó las cuevas de Karrantza. Y cada prenda que hemos hecho tiene el nombre de un proyecto artístico realizado en la residencia que es de alguna forma como recuperarlo y volver verlo.

La mayoría de los pastores con los que trabajamos no tienen relevo generacional y ninguna aldea de hoy tampoco vive de las ovejas. Esta cosa de: “¡Buah! Es que la huerta da mucho trabajo, o tener ovejas, ordeñar todas las mañanas…” Lo duro de vivir en un mundo rural es que tenemos tres trenes al día, durante la pandemia solo teníamos uno, de ida y vuelta a la misma hora, pediatra solo dos días a la semana, no tenemos (…) al colegio, Correos solo de nueve a once… Eso es lo duro de vivir en el mundo rural, porque en la ciudad estás muy cómodo, todo está muy cerca, todo está muy fácil. Echamos la queja de que no hay relevo generacional, que los jóvenes no quieren ovejas… Pero ¿por qué no quieren?

Para mí es como preservar, crear y participar. Esas tres palabras como que aúnan un poco lo que hacemos. No sabemos hacer otra cosa. Según salimos de un proyecto, nos metemos en siete nuevos.

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