Los años setenta corresponden a una etapa de formación en la que se comenzaron a asentar los valores que definen el carácter de EROSKI. Un acontecimiento importante fue la creación de una Escuela del Consumidor para fomentar la educación de las personas interesadas en materia de consumo. También la aparición de una revista dedicada exclusivamente a la divulgación de ese mismo tipo de temas.

En ella se podía publicar desde un artículo sobre el estado de las playas en la costa vasca, hasta una denuncia de la presencia de los componentes tóxicos de determinados alimentos, pasando por un estudio exhaustivo de las desventajas del tabaco. Con el mismo objetivo se acabarían lanzando publicaciones más específicas como libros o guías.

Dentro del programa de Formación del Consumidor se entablaron relaciones con el colectivo universitario para realizar un análisis científico de la problemática que afectaba al mundo consumidor. También se desarrollaron programas de educación consumerista en escuelas de primaria.

En 1986 la buena consonancia con los consumidores se evidenciaba en cifras nada desdeñables: más de 900 actos de formación a los que habían asistido 43.310 personas. La revista del consumidor, Eroski, había llegado al número 100. Un número redondo que demostraba el éxito de la publicación.