De las raíces, a las puntas. Desde el champú, hasta el aceite. Tu ritual es importante, porque tu cuidado, importa.
Ya desde el año 5000 A.C. Los sumerios, babilonios y egipcios empezaron a interesarse por el cuidado capilar, usando aceites, arcillas y otros ungüentos naturales que fueron explorando hasta ir perfeccionando la técnica.
Los primeros champús se hacían quemando la cáscara y paja del arroz, hasta que lo convertían en una ceniza que se mezclaba con el agua, formando espumita. Era muy efectivo, pero resecaba mucho el cabello… Así se descubrió la hidratación capilar, y por ello después de lavarlo empezaron a introducir el aceite del coco.
Aunque el champú como tal, se comercializó en Inglaterra, realmente su nombre se generó en la India. Heredado del nombre “champo”, que era como se les llamaba a los tradicionales masajes con aceites que se hacían en la cabeza.
Y es que… ¿a quién no le gusta un pelo bonito, sano y brillante?