El calabacín es una hortaliza de verano aunque se puede adquirir durante todo el año. Sin embargo, los ejemplares más sabrosos son los que se recogen entre los meses de julio y septiembre. Es una hortaliza que se recolecta tierna, sin haber alcanzado su tamaño definitivo.
Cómo elegirlo y conservarlo
Cuando se compran calabacines deben seguirse diferentes criterios de calidad. Se elegirán aquellos ejemplares que sean firmes al tacto, compactos, pequeños o medianos, sin manchas en la piel y pesados en relación con su tamaño.
Es aconsejable rechazar calabacines grandes porque suelen tener demasiadas pepitas y una carne menos tierna.
La intensidad del verde que presente su piel no influye en la calidad de la pieza, ya que éste depende de la variedad a la que pertenezca el calabacín.
El calabacín puede conservarse en el frigorífico en buenas condiciones durante unas dos semanas. El etileno, sustancia gaseosa que segregan en mayor proporción ciertos vegetales durante su maduración, confiere sabores amargos al calabacín. Por esta razón, no han de almacenarse junto a frutas que producen este gas durante su almacenamiento tales como plátanos, melones, melocotones…, para evitar así la aparición de sabores amargos.
También se pueden conservar los calabacines congelados, siempre que con anterioridad se escalden en agua hirviendo durante unos tres o cinco minutos.
Sugerencias para los pequeños
El calabacín es un alimento que no resulta difícil de incluir en la alimentación de los niños, gracias a una textura y a un sabor muy suaves. Además, en algunas ocasiones su aspecto puede confundirse con el de la patata. Los purés y cremas de calabacín son platos suaves y fáciles de comer para los más pequeños. Por ello, representan un buen modo de acostumbrarlos al sabor de esta hortaliza. También se pueden cocinar rellenos con la carne del calabacín en la salsa del relleno, como ingrediente de sopas o añadidos a ensaladas templadas que contengan, por ejemplo, patata cocida con algún otro tipo de verdura, queso, etc. Un modo de conseguir que este alimento resulte más atractivo para los más pequeños es ofrecérselo en forma de pastel de calabacín, o bien añadir una salsa bechamel y gratinarlos con un poco de salsa de tomate y queso rallado.
Cómo prepararlo
El calabacín es una hortaliza que puede consumirse tanto cruda como cocida. Si se quiere consumir en crudo, se puede incluir en diversas ensaladas. No obstante, es más frecuente cocinarlo.
Si se va a cocinar, no es necesario pelarlo siempre que esté bien lavado. De este modo se aprovechan mejor todos los nutrientes que esta hortaliza presenta.
El calabacín es un alimento que admite un gran número de preparaciones culinarias. Se puede servir cocido, rehogado, frito, salteado, asado o relleno. Si se va a consumir frito, hay que tener en cuenta que es conveniente secar un poco su carne antes de freírlo para evitar así que absorba una cantidad de aceite excesiva. Las rodajas de calabacín rebozados o fritos sirven de acompañamiento delicioso a platos elaborados con carne o pescado; y por supuesto, pueden ser el ingrediente principal de purés, cremas, pistos y tortillas.