El verdel o caballa es un pescado azul con un perfil nutricional muy interesante que se puede servir a distintas temperaturas y preparar con diferentes técnicas.

La trucha es un pescado semigraso, dado que aporta en torno a 3 gramos de grasa por 100 gramos de carne. Contiene proteínas de alto valor biológico, así como un contenido interesante de vitaminas y minerales. Supone buen aporte de selenio y fósforo; y vitaminas como la B3, B6, y a destacar el contenido en vitamina D y E porque son vitaminas que solo se encuentran en la grasa de los alimentos y el contenido de vitamina B12 porque solo la encontramos en alimentos de origen animal. Con una ración de trucha (125 gramos comestibles) se cubre el 100% de las necesidades diarias de vitamina D y vitamina B12.

 

Cocina tradicional

Si se consume fresca, la trucha admite múltiples preparaciones, con la ventaja añadida de que se pueden retirar con facilidad las espinas, resulta fácil de digerir, y sus filetes son fáciles de masticar y tragar, lo que la convierte en un alimento recomendable en personas con dificultades en la masticación o con poco apetito; niños, personas mayores…

Por su condición de pescado semigraso, admite muy bien todo tipo de preparaciones suaves y sencillas sin resultar grasienta en exceso.

En un recorrido por la gastronomía española encontramos platos muy típicos realizados con este pescado. Entre ellos se encuentra la famosa trucha a la navarra, así como muchos otros platos entre los que se destacan las truchas a la sidra asturiana, la trucha a la catalana o a la aragonesa.

  • Trucha con jamón: Consiste en introducir una buena loncha de jamón en el interior del vientre de la trucha, enharinarla y freírla. Una receta sencilla a la par que sabrosa. Si queremos evitar enharinarla, podemos cocinarla en el microondas, con el jamón y añadiendo tan solo un chorrito de aceite de oliva virgen, en un recipiente adecuado y tapada con papel film agujereado o con una tapa para microondas, con unos 4 minutos a máxima potencia puede ser suficiente.

 

  • Trucha a la sidra asturiana: La trucha se corta en trozos y se cocina con mantequilla, manzana y calabacín. A continuación, se añade la sidra y la nata (o leche evaporada) para dar consistencia a la salsa. A la hora de servir, se espolvorea el plato con cebollino.

 

  • Trucha a la catalana: La trucha se cuece junto a diferentes ingredientes como vino blanco, almendras, harina y pimentón.

 

  • Trucha a la aragonesa: La trucha se cuece con pequeños trozos de limón, laurel, pimienta, cebolla y vino blanco, por lo que adquiere un sabor intenso y muy peculiar.

 

La trucha también forma parte de algunas recetas de la gastronomía tradicional de diferentes países. Por ejemplo, en Francia es típico acompañar a las truchas con una salsa de almendras. En Israel, la trucha se cocina junto a vino blanco y diferentes verduras como cebolla y zanahoria, mientras que en México es común preparar este pescado relleno con cebolla, maíz, chile y laurel.

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