Marinar las pechugas antes de asar hace que queden muy jugosas y da a la carne un sabor particular, tan variado como los ingredientes escogidos para el marinado.
En general, la pechuga de pollo se asa al horno entera. Para ello, separamos las dos mitades, damos un corte longitudinal por el esternón y, una vez abiertas, las untamos de aceite de oliva virgen, sazonamos con sal, una pizca de pimientas variadas y cocinamos en el horno.
También tenemos la posibilidad de marinar las pechugas previamente. Un marinado sencillo y rico está compuesto por aceite de oliva virgen, zumo de limón y zumo de naranja, unas gotitas de vino, sal, un diente de ajo machacado y alguna hierba aromática como el tomillo. Dejamos marinar las pechugas durante una hora en la nevera. Pasado el tiempo, escurrimos del marinado, colocamos sobre una placa de horno, embadurnamos con aceite de oliva virgen y asamos en el horno. A mitad del asado, agregamos un poco de los jugos del marinado para que la carne resulte jugosa y no se seque. Marinar usando diferentes especias es también una buena estrategia para disminuir el uso de sal.
Las guarniciones
Una vez asadas las pechugas, podemos consumirlas con las guarniciones más variadas, sin recurrir siempre a las típicas patatas y cebollas asadas o fritas. Hay guarniciones gustosas y sanas según las preferencias: piperrada de cebolla y pimiento rojo y verde; pimientos del padrón; escalivada; berenjena y/o calabacín a la plancha; champiñones y cebolla; setas al ajillo; etc.
Ingrediente de ensalada
La preparación más recomendada para la pechuga de pollo asada es su utilización como ingrediente de ensaladas variadas. Puede servir de plato único la ensalada compuesta por lechugas variadas, tomate, huevo cocido, pechuga de pollo asada, unos trocitos de manzana, un puñado de frutos secos, un aliño de aceite de oliva virgen y un vinagre fresco de manzana o de vino.