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Uvas de Nochevieja: consejos para elegirlas, presentarlas y aprovecharlas

Trucos para acertar con la elección de las uvas e ideas para utilizarlas en deliciosas recetas.

Las uvas son un alimento casi obligado en la cena de Nochevieja. La tradición marca que, con el fin de un año y el inicio del siguiente, durante las 12 campanadas, se debe comer una uva por tañido para comenzar el año con suerte. Esta costumbre, muy arraigada en España, es fruto de una inteligente maniobra comercial que se realizó a comienzos del siglo XX para vender el excedente de uvas que había. En la actualidad, la mayoría de las uvas que se utilizan para este divertido ritual proceden de un pueblo de Alicante llamado Vinalopó, que tiene su propia denominación de origen. En este artículo se dan algunos consejos para elegirlas, presentarlas y aprovechar las que sobren en casa.

 

Cómo elegir las uvas de fin de año

La uva de mesa embolsada Vinalopó es un fruto con Denominación de Origen Protegida. Su diferencia con el resto de las uvas es que estas crecen cobijadas por una bolsa de papel que las protege del frío, la lluvia y las inclemencias del tiempo, mientras conserva una temperatura idónea para su crecimiento y maduración. Estas son las uvas más consumidas en estas fechas, aunque en el mercado es posible encontrarlas de otros orígenes, sobre todo de importación, procedentes de lugares más cálidos en estas fechas navideñas.

Consejos para acertar con las uvas de Nochevieja:

  • Elegir los racimos prietos.
  • Comprar las uvas de tamaño mediano: las pequeñas todavía no se han desarrollado y las grandes tienen exceso de agua y son un poco más insípidas (además de que son más difíciles de comer «a contrarreloj»).
  • Escoger racimos con cierta madurez, para que las uvas tengan más sabor.
  • Recordar que los granos de uvas deben estar cubiertos de un color blanquecino en su piel, pues esto es garantía de frescura, gran sabor y una correcta maduración.

 

Conservación y presentación de las uvas

Una vez compradas las uvas, se deben conservar en lugares frescos. La mejor opción es mantenerlas en la nevera envueltas en plástico, pero con ventilación para que no suden. Para ello, hay que usar un papel film perforado y guardarlas sin lavar en el centro del frigorífico. En esas condiciones, se conservarán en buen estado hasta siete días. Si se tiene la posibilidad de saber cuándo se han recolectado, mejor: lo idóneo es consumirlas unas 48 horas después, ya que están en su mejor momento de sabor y punto de dulzor.

Para comerlas al natural no hay grandes secretos: solo hace falta lavarlas. Pelarlas, o no, es opcional. Se pueden presentar en un bol individual, en una copa de cava, en una brocheta, en bolsitas…

Tras degustarlas y brindar, en general, sobran bastantes uvas: las que no da tiempo a comer, las que se nos ha olvidado sacar o las compradas de más «por si acaso». Por supuesto, con todo este excedente se pueden preparar otros platos y postres deliciosos para disfrutar en los días siguientes, sin desperdiciar la comida.

 

Siete ideas para usar el excedente de uvas

  1. Una manera de comer las uvas al natural es acompañarlas con un poco de queso cremoso, en el desayuno o como tentempié. Uvas, queso, tostadas integrales: una deliciosa y saludable combinación para empezar el día o picotear a la tarde.
  2. En una macedonia, combinan muy bien con otras frutas jugosas como el melón, la sandía, el melocotón y las frambuesas, para final de verano y otoño. Pero también con otras propias de esta temporada como pera, plátano, manzana o kiwi.
  3. Se pueden presentar como trocitos frescos dentro de una ensalada de tomate y salmón ahumado, o de bacalao y naranja, escarola y atún en aceite de oliva virgen… Cualquiera de estas combinaciones maridan muy bien con las uvas, cuyo sabor se realza de una manera extraordinaria cuando se aliñan con un toque de aceite de oliva virgen y una pizca de sal.
  4. Otra forma de aprovecharlas crudas es hacer con ellas batidos o sorbetes. No hay más que batirlas (peladas o no) con manzana y un toque de limón o de jengibre y ¡listo! Si se prefiere un sorbete rápido, hay que triturar unas uvas frescas con un yogur entero natural congelado y en cuestión de minutos se habrá preparado un postre rico y sano.
  5. Se pueden macerar, dentro de la nevera, en un bote con zumo de naranja, unas gotas de coñac y azúcar. Transcurridas 24 horas así, hay que escurrirlas. Maceradas las podemos usar para hacerlas sobre un hojaldre, se pueden añadir a una tarta de queso fresco, o emplearlas en crepes con yogur, plátano… Combinaciones sencillas pero muy interesantes por el contraste de sabores, temperaturas y texturas.
  6. Otra posibilidad es saltearlas sin piel, con unas gotas de aceite de oliva virgen y con un toque de licor, hasta que queden casi caramelizadas. Esta preparación se puede usar como acompañante de multitud de platos de carne y pescado.
  7. Las uvas también se utilizan para elaborar salsas de acompañamiento de carnes y pescados hechos a la plancha. Una vez cocinada la pieza, ya sea carne o pescado, se retira la grasa de cocinado. Se agrega un zumo de naranja (o de cítricos) para desglasar los jugos pegados a la sartén y se añaden las uvas peladas y troceadas. A continuación, se vierte un poco de caldo de ave o de pescado, se deja que dé un hervor para homogenizar el caldo y se liga la salsa con un poco de maicena (o con un poco de nata para cocinar, según el gusto). Así se obtiene una estupenda salsa de uvas para las carnes.

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