Mujeres que cuentan

La crisis climática siempre va a tocar un palo que te importe: el precio del vino, del café, del chocolate

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“Si la crisis climática fuese el fútbol… no estaríamos así”


Carmen Huidrobo y Belén Hinojar son las creadoras de Climabar un lugar desde el que informar de manera diferente y desenfada sobre temas medioambientales. Además de informar, también quieren convencer a la gente de que la crisis climática es un hecho e invitan, entre copas, a actuar. Lo de las copas es importante, porque como ellas dicen se ha de hablar del cambio climático como se habla de las cosas importantes, con una cerveza en la mano.

Belén y Carmen, grandes amigas desde los tres años, llegaron a esta idea durante la pandemia.

Gracias a su formación hacen un tándem perfecto. Belén, creativa publicitaria, y Carmen, ambientóloga, encontraron la fórmula perfecta para hablar de temas referentes a la crisis climática y hoy utilizan analogías y lenguaje millennial con el que consiguen acercar este tema a personas que nunca se hubieran parado a escuchar y, mucho menos, a intervenir en un debate al respecto.

Comparar las negociaciones de la COP26 con el culebrón de Pasión de Gabilanes, las evoluciones de los Pokémon con los compromisos de España de reducción de emisiones o a Beyonce con el CO2 es parte del humor que derrochan en sus vídeos y con el que analizan datos y estudios científicamente contrastados.

Climabar crece en seguidores día a día y utilizan todas las plataformas digitales a su alcance para sacar el tema de la “burbuja verde” y llevarlo a la calle. Les parece inconcebible que aún hoy el debate de la crisis climática no esté llegando a todas las personas de nuestra sociedad. Pero se niegan a culpabilizar al individuo: “nosotras creemos que hay que aliviar esa carga de culpa y que hay que animar a la sociedad a tomar decisiones en su día a día que también contribuyen a luchar contra la crisis climática”.

A pesar de su forma tan poco convencional y rompedora de tratar temas tan importantes y controvertidos como la huella de carbono o el impacto del consumo de la carne en el cambio climático, es un tándem cada vez más solicitado en encuentros tan importantes a nivel mundial como la COP26, cumbre en la que han participado este año. Se han convertido en dos mujeres activistas e influencers del medio ambiente y animan a mujeres y hombres a contribuir con pequeños gestos en nuestro día a día. No hace falta ser Greta Thunberg; hay muchos niveles intermedios, afirman.

A pesar de que compaginan la creación de contenido con trabajos más convencionales de 8 horas, lo hacen con alegría y entusiasmo, frente al tecnicismo y catastrofismo que parece rodear siempre este tema. Supone un auténtico soplo de aire fresco. Anímate a ver el vídeo.

Belén: Carmen y yo nos conocemos desde los tres años; siempre hemos estado en el mismo grupo de amigas, y ¿qué pasa? Que al principio era ella sola la loca de lo verde.

Carmen: Y nadie me hacía caso.

Belén: Claro, y en general la ignorábamos todas.

Carmen y Belén: Somos Carmen y Belén, Climabar, y somos mujeres que cuentan.

Carmen: Me veía todos los documentales de la 2, me leía todas las revistas de WWF de niños… O sea, yo era una niña traumatizada, y esto es real.

Belén: Yo no sabía nada de ambientales ni de crisis climática, y ahora la niña traumatizada ¡soy yo!

Carmen: Cómo puede ser que la mayor crisis a la que se enfrenta la humanidad no está llegando ni a las personas de a pie. Entonces, hablando con Belén, por teléfono, durante la cuarentena, me dijo: “Oye, tía, y ¿por qué no coges un cóctel, te tomas unas copas y lo hablas así?

Belén: Si tú quieres que de esto se hable de forma más normal, hazlo como hablas tú de las cosas normales, ¡tomándote una cerveza!

Carmen: ¡Hola! ¿Qué tal? Soy Carmen Huidobro y he decidido abrirme este canal para hablar de la crisis climática de una manera…, diferente.

Belén: Nosotras nunca pensamos que esto iba a salirnos bien, sinceramente.

Belén: Conozco a Carmen desde hace más años que a algunos de mis hermanos y esto es literal. Desde enanas, si es que hemos estado siempre en el mismo grupo de amigas; en las obras de Navidad pues ella era la pastorcita y yo oveja.

Carmen: Belén es la alegría de la huerta, Belén es energía. Cuando estás con Belén es que se te sube todo.

Belén: Pues es una niña traumatizada por el cambio climático que ha encontrado una forma genial de que todo el mundo la escuche.

Carmen: De repente vino un profesor y nos puso el documental de Al Gore y al acabar el documental, claro, todo el mundo traumatizado de cómo puede ser que este tema no nos lo hayan enseñado en clase hasta hoy. Yo me quedé muy loca.

Belén: ¡Me he quedado sorda, macho!

Carmen: Otro día más en Climabar, bebiendo vinitos contamos temas de crisis climática…

Carmen: Siempre, por desgracia, la crisis climática va a tocar un palo que te importe, porque es así, hasta el precio del vino, o sea, se va a volver más caro. Eso es una realidad. Y el café y el chocolate también. Entonces, estoy aprendiendo cómo podemos llegar a distintas personas por rutas que yo nunca me había planteado.

Belén: La gente no tiene por qué escuchar tu libro, tú tienes que encontrar la forma de que tu libro les parezca interesante.

Carmen: El otro día hicimos un Twitch comparando la COP con Pasión de Gavilanes, porque es el mayor culebrón del año, y de repente gente que nunca se había puesto a sentarse a escuchar de qué van esos acuerdos, se sentó con nosotras.

Carmen: ¡Conclusiones de la COP!

Belén: ¡Con filtros de Instagram!

Carmen: ¡No es un circo! Para muchos países es la única oportunidad que tienen de hablar de estos temas que son tan serios.

Carmen: Ese estaría guay.

Belén: Sí. ¡Ese está guay! Pues ya tenemos dos.

Carmen: Y luego molaría quizás explicar un poco más, aparte de la COP, por qué hay países que están muy decepcionados con el resultado.

Belén: Rollo: “No te ha ido tan mal a ti en la COP”.

Belén: O sea la conclusión es que yo he aprendido de ciencia y tú a manipular.

Carmen: Sí, sí. Dar la turra a la gente según quién sea. Yo no pensaba que esto fuera posible, o sea, sinceramente.

Belén: No, no. Y cuando nos mandaron a la COP e íbamos en el tren, —dieciséis horas, Hendaya-Glasgow—, y estábamos flipando, diciendo: “¿Pero tú te pensabas hace un año que íbamos a terminar tú y yo en un tren a Glasgow porque nos mandan a la COP?”

Carmen: Para mí fue muy intenso, porque es intentar entender qué está pasando con veinte mil eventos, veinte mil charlas, con todos los gobiernos haciendo sus movidas…

Belén: Una vez cenamos con la delegación de Ruanda.

Carmen: O sea, ojalá todo el mundo pudiese ver cómo son estas negociaciones por dentro.

Carmen: Hecho histórico, se habla de dejar de dar dinero a los combustibles fósiles. Esto es algo que nunca se ha comentado antes de manera oficial, ni siquiera en el Acuerdo de París.

Carmen: Yo aluciné cuando me enteré, y fue en esta cumbre, que hay veces que una negociación es simplemente por una palabra que pone en el texto y que hay países peleándose durante días por cambiar una palabra por otra. Pero a la vez, hay muchos países que de verdad luchan por la acción climática y que eso no se ve realmente.

Belén: Que hay países que están ahí y es su única oportunidad para poder hablar de estos temas y es cuestión de vida o muerte.

Carmen: Es un lío tremendo y es supercomplicado, pero los que negocian, al final, son gobiernos. Si, de repente, a sus votantes les preocupa la crisis climática pues a lo mejor negocian distinto. Pero claro, también tú piénsalo; si tú en un trabajo de clase era imposible ponerte de acuerdo, imagina traer a miles de delegados de todo el mundo… Lo que no podemos hacer es solo quejarnos en redes sociales.

Belén: Pero lo que a ti te tiene que quedar es que, OK, aunque sirva más o menos, la COP son dos semanas al año, pero tú tienes el resto del año para que estos temas te importen.

Carmen: Siempre se nos ha cargado mucho la culpa al individuo, ni siquiera al ciudadano, al consumidor: “¿Qué puedes hacer tú? ¿Cómo reduces tu huella de carbono”? Pero no se habla claramente de que había petroleras que taparon las investigaciones climáticas desde los 70. Sabían lo que iba a pasar y lo taparon y siguieron extrayendo petróleo y quemándolo. Entonces, sentimos nosotras que, si quitamos esa sensación de culpa en la comunicación, y lo tratamos de manera: “Mira, esta situación es una mierda, esto es así, pero podemos presionar para darle la vuelta”.

Belén: Pues saliendo a la calle, votando, quejándonos y dando la turra. ¡Si la crisis climática fuera el fútbol, madre mía la que se liaba aquí!

Carmen: ¡Vamos a hablar de la carne!

Detrás de un vídeo que para ti son tres minutos a lo mejor hemos estado cuatro horas para editar el vídeo.

Belén (cantando): ¡Ya está aquí, ya llegó, el cambio climático comenzó!

Belén: Que también nosotras somos unas flipadas, que vamos a un vídeo por semana.

Carmen: Al final la dificultad de tener que compaginar nuestro trabajo, nuestra vida y un proyecto personal como este.

Belén: Fue una locura. Digo: “Mira, ya solo por esto todo ha merecido la pena”.

Córtame cuando quieras que yo me embalo, ¡eh!

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