Los pescados son una excelente fuente de proteína de calidad, aportan calcio, contienen ácidos grasos omega 3 – “grasa buena” – y menos colesterol que la carne. Cuando no es posible comerlos frescos, las conservas de pescado se pueden utilizar como complemento de una dieta saludable para toda la familia.
Al escoger entre una conserva de pescado y otra cabe fijarse no solo en el tipo de producto sino también en el líquido de cobertura y en el envase que las contiene.
Pueden servir de alternativa a los embutidos y a la bollería, los dos tipos de alimentos que con más frecuencia toman los pequeños en bocadillo y con bastante peor perfil nutricional que los pescados.
Ahora bien, de la gran variedad de productos en conservas saludables, ¿cuáles elegir y por qué? ¿Es lo mismo “en aceite de oliva” que “con aceite de oliva”? ¿Tienen mucha sal? ¿Hay conservas más recomendables en caso de colesterol elevado? ¿Qué diferencias existen entre los envases de cristal de las conservas y una lata? ¿Los niños han de tener alguna limitación?
Aquí intentaremos responder a todas esas preguntas con detalle.
Cuatro consejos útiles sobre los tipos de conservas de pescado
Para elegir con fundamento unas conservas de pescado u otras, no solo hay que fijarse en el pescado en cuestión, también hay que valorar el líquido de cobertura e, incluso, el envase que las contiene.
Hay conservas en aceite de oliva, en aceite vegetal, en escabeche, al natural…
¿Cuáles conservas de pescado elegir y por qué?
Las siguientes líneas recogen información útil para escoger las más adecuadas según las necesidades y circunstancias de los distintos miembros de la familia.
1.- Conservas de pescados grandes: atún y bonito.
Dentro de este grupo hay categorías que afectan tanto al valor nutricional del producto como a su textura, gusto y apariencia en la mesa. No tiene la misma presencia ni el mismo valor gastronómico una conserva de atún desmigado que una de ventresca (la parte del atún y del bonito de mayor categoría comercial), y este aspecto se refleja en el precio.
Para tomar un sabroso y jugoso bocadillo se sugiere escoger las conservas de mayor calidad, mientras que si se va a emplear como ingrediente de otros platos (macarrones, pizzas, lasañas…) se puede abaratar la receta escogiendo conservas de menor categoría comercial.
2.- Conservas de pescados pequeños: caballa, melva, sardinas y anchoas.
Son una opción interesante para comer pescado azul sin los inconvenientes de la mayor concentración de metales pesados y otros xenobióticos que acumulan los peces de mayor tamaño.
Un apunte: las anchoas son una semiconserva, por lo que siempre, aunque el envase esté cerrado, se han de mantener a temperatura de refrigeración. Generalmente las verás como una conserva de pescado en cristal.