Mujeres que cuentan

Mi vida no ha sido fácil y he encontrado la felicidad en el campo

Mi vida no ha sido fácil y he encontrado la felicidad en el campo

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La intervención de esta mujer trabajadora contribuyó a la consolidación de la agricultura en la zona


Eva Lafraya es Presidenta del SAT de Valle del Rincón, resultado de la unión de las dos cooperativas que había en el pueblo y que llegaban a hacerse competencia entre ellas. Entre todos, la gran mayoría hombres y unas poquitas mujeres, llegaron a un acuerdo de colaboración fundamental para su propia subsistencia.

Defiende el espíritu cooperativista y la creencia de que lo que cada uno hace nos repercute a todos.

La pasión que una persona ofrece en su trabajo es fundamental para que éste sea exitoso. Y pocas personas ponen tanta pasión como ella. Le emociona pensar que los frutos que cultiva alegrarán la vida de quien los coma.

Aún hoy, es una de las pocas mujeres que trabajan en el campo en su entorno y aunque al principio tuvo miedo, constata que cuando se quiere, se aprende”.

Su crecimiento personal le ha hecho ganarse el respeto de sus hijas y de toda esa generación a la que a partir de ahora le resultará natural que haya mujeres en el mundo de la agricultura.

Si quieres sentir la pasión de Eva Lafraya y emocionarte con ella, te invitamos a que veas este vídeo.

¡Qué buenos! Cuando veo que están rojitos, en su penetromía, que lo aprietas un poquito, pero no se hunde. Digo: «¡Madre mía! El que se coma este paraguayo va a ver a Dios».

Me llamo Eva Lafraya y soy una mujer que cuenta.

En el pueblo éramos dos cooperativas, hacíamos competencia. Entonces, al final llegamos a un entendimiento las dos cooperativas y salió Valle de Rincón. Tienes que tener espíritu de cooperativista, tienes que tener claro que tu producto tienes que hacerlo lo mejor posible porque tiene que convivir con los productos de los otros socios.

Yo cuando empecé esto tenía miedo, pero te puedo decir que a día de hoy cuando se quiere, se aprende. Es decir, ese miedo pues termina desapareciendo. A mí me ha hecho crece muchísimo como persona, pero muchísimo.

Aquí en la agricultura, que nos dediquemos al campo, ¿qué habrá? ¿Tres mujeres? Pero bueno, ya somos tres. Antes no había. Yo creo que el que haya mujeres tan emprendedoras en la agricultura, en otros puestos de trabajo, que parece que eran de hombres, pues se va transformando todo. Tu entorno, el día a día… Todo.

Mis hijas, amigas de mis hijas, al final te respetan una barbaridad. El decir: « ¡Jo! Es que una mujer en el campo… Una mujer con el trabajo tan duro que es…» Noto que desde que estoy en la agricultura a mí, como mujer, se me respeta muchísimo más. Se me tiene muchísimo más en cuenta.

¡Ay! Me dan hasta ganas de llorar.

Pues no sé… Es que al final… ¿Sabes qué pasa? Que mi vida no ha sido fácil. Me siento muy orgullosa de mí misma, la verdad. Y me quiero un montón, pero tener a esa gente alrededor es la que ha conseguido que sea así.

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