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FRANCISCO JAVIER
Buenas tardes, me gustaría saber si la recomendación nutricional es tomar productos lácteos desnatados o enteros en un paciente con IAM, diabético y con hipercolesterolemia, les pregunto esto porque hay gran controversia al respecto. Un saludo y muchas gracias.
Hay que tener en cuenta que hay ciertas vitaminas que por ser liposolubles solo están en la grasa de los alimentos, y en el caso de los lácteos destacan la vitamina A y la vitamina D, que al tomar los lácteos en su forma desnatada, las estamos eliminando del alimento, y que junto a otros componentes de los lácteos como el calcio, el fósforo y el potasio, les confieren propiedades beneficiosas desde un punto de vista cardiovascular.
Para más información, puedes consultar el informe “Evidencia Científica sobre el papel del yogur y otras leches fermentadas en la alimentación saludable de la población española” publicado por la FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética) en 2016 y que recoge las más recientes evidencias científicas en esta materia. A modo resumen, en su capítulo 6 “Los productos lácteos en la prevención de la enfermedad”, se muestra que:
- La mayoría de estudios observacionales y prospectivos, no han demostrado ninguna asociación entre el consumo de lácteos y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, enfermedad coronaria o ictus. Por el contrario, en un meta-análisis reciente se ha encontrado un menor riesgo de mortalidad general, cardiopatía isquémica, e ictus, asociado al consumo de lácteos.
- En un meta-análisis en el que se analizó el efecto del consumo de lácteos sobre el riesgo de hipertensión se concluyó que tanto el consumo de lácteos totales, como de lácteos bajos en grasa y de leche contribuirían a reducir el riesgo de hipertensión.
- El riesgo de Diabetes Mellitus tipo 2 podría ser reducido en un 5% gracias al consumo de lácteos y en un 10% con el consumo de lácteos bajos en grasa.
Puedes descargar el informe en: https://www.fesnad.org/index.php?seccion=dinamico&subSeccion=documento&idF=12
Entonces, a la hora de escoger un lácteo, es preferible escoger los más sencillos, es decir, los menos procesados, enteros, naturales, y sin azúcares añadidos.
La leche, siempre que no haya ninguna contraindicación médica, entera o semidesnatada. La leche entera aporta, por 100 ml, 3,8 gramos de grasa, de la que 2,3 gramos son grasa saturada, es decir, no se puede decir que la leche entera sea un alimento rico en grasa. Asimismo, aporta 65 kcal por cada 100 ml, tampoco se puede decir que sea un alimento calórico. En un vaso de leche entera tomamos entre 130 y 160 kcal, y entre 7,6 y 9,5 gramos de grasa.
En cuanto a los yogures, lo mismo, naturales y enteros. Si te fijas en la información nutricional de los yogures, verás que los desnatados y otras variedades (sabores, con fruta, con fibra...) pueden llegar a tener el triple de azúcares simples que el mismo yogur pero natural y entero, y es que se añade azúcar para dar sabor, textura... Lo mejor es que, de no gustaros los yogures naturales (podemos llegar a educar el paladar y sería lo ideal) busquéis maneras caseras de darle otro sabor: con canela o cacao puro espolvoreados, añadir frutos secos o fruta fresca en trozos, frutos rojos, etc.
En cuanto a los quesos, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que el producto es queso, y no una mezcla de grasas (natas, aceite de palma...). A partir de ahí, los curados y semicurados serán de consumo menos habitual, y el tamaño de la ración es menor, porque son más concentrados en nutrientes y porque suponen un aporte importante de sal. En tu caso, sería preferible que, de consumir queso, consumas quesos frescos, ya que cuanto más curado esté un queso, más cantidad de grasas y sal aportará. Un queso fresco, tipo de Burgos, puede contener un 15% de grasa, mientras que un queso curado puede tener más del doble, alrededor del 35% de su contenido es grasa. Igualmente, un queso curado aporta el triple de sal que un queso fresco.