Siempre es necesario, pero desde el nacimiento y hasta los 12 años es fundamental seguir unas pautas de alimentación saludable, sobre todo en la primera mitad, entre los 6 meses y 5-6 años. Hay que garantizar un buen estado nutricional, pero además asegurar un crecimiento óptimo. Y, para ello, hay que tener muy en cuenta que las necesidades durante el crecimiento son mayores que en las personas adultas.
Además, es el momento de consolidar los hábitos saludables para el futuro, ya que los que se aprenden y afianzan en la edad infantil tienen más probabilidad de mantenerse en la edad adulta. Es también una etapa clave para educar el paladar, porque se establecen las preferencias de sabores.
De 0 a 6 meses
Aquí, todas las entidades y organismos científicos coinciden (OMS, UNICEF…) en la lactancia materna exclusiva a demanda y, en caso de que no sea posible, optar por leches adaptadas por edades. Se recomienda seguir dando leche materna hasta los 2 años, o hasta que madre y bebé quieran.
De 6 meses a 1 año
Este es el periodo de la alimentación complementaria, es decir, en el que empezamos a introducir alimentos en la dieta del bebé, pero de forma complementaria a la leche, que debe seguir siendo la base de su dieta.
‐ Iniciarla posteriormente a los 4 meses, no antes.
‐ Introducir los alimentos en pequeñas cantidades y de forma progresiva, dejando entre 3-5 días de intervalo para cada nuevo alimento. Así, si se produce alguna reacción adversa podremos saber que alimento la ha provocado.
‐ Trocear mucho los alimentos y permitirles que los cojan con las manos, que usen la cuchara… Esto les ayuda a desarrollar la destreza manual y a expresar mejor si quieren más o no, si les gusta o no…
‐ Evitar los alimentos que puedan causar atragantamientos: frutos secos enteros, palomitas, uvas enteras, trozos de manzana o zanahoria crudos, salchichas… hasta los 5 años y siempre vigilados por un adulto.
‐ No añadir azúcar, miel, edulcorantes…, ni sal (y de usar, que sea yodada). Cuanto más tarde, mejor.
‐ Realizar las comidas en un ambiente relajado, sin distracciones (móvil, TV). Es importante que aprendan a ser conscientes de las sensaciones de hambre y saciedad.
‐ Realizar las comidas en familia, con tiempo suficiente, y comiendo todos lo mismo. El ejemplo es el mejor modo de aprender buenos hábitos.
‐ No obligar a comer, respetar sus decisiones.
¿Cuándo incorporamos cada alimento?
‐ A partir de los 6 meses: frutas, hortalizas, legumbres, cereales integrales (pan, arroz, pasta, etc.) con o sin gluten, huevos, carne, pescado, aceite de oliva, frutos secos. Empezar también a ofrecer agua y que beba en función de su sensación de sed.
‐ A partir de los 8 meses: yogur natural entero y quesos frescos.
‐ A partir de 12 meses: leche entera en caso de que no siga tomando leche materna.
Consideraciones para diferentes grupos de alimentos:
Frutas y hortalizas
– Cocinarlas de manera que se minimice la pérdida de vitaminas y minerales: cocidas sin agua o con la mínima cantidad y durante el mínimo tiempo posible: vapor, olla rápida, microondas, plancha…
– Evitar acelgas, espinacas y borrajas en menores de 1 año. Por el contenido en nitratos de estas verduras y la frecuencia de consumo en nuestro entorno, los bebés tienen más riesgo de una ingesta excesiva.
Cereales
– Es recomendable optar por las versiones integrales ya que tienen una mayor calidad nutricional, contienen más cantidad de nutrientes, especialmente fibra.
– No hay demostrado un momento óptimo para la introducción del gluten, así que no hace falta diferenciarlos.
Aceites
– Elegir aceite de oliva, preferiblemente virgen.
– Añadirlo después del cocinado siempre que se pueda: purés, guisos de legumbres, cremas…
Frutos secos
– Son alimentos factor de riesgo de causar atragantamiento, hasta los 5 años incorporarlos machacados o en polvo.
Pescados
– Las nuevas recomendaciones (2019) de consumo de pescado por presencia de mercurio aconsejan evitar el consumo de las especies con alto contenido en mercurio hasta los 14 años. Estos pescados son: Pez espada/Emperador, Atún rojo (Thunnus thynnus), Tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y Lucio.
– Por presencia de cadmio, los niños deben evitar el consumo habitual de cabezas de gambas, langostinos y cigalas.
– Elegir pescados o las partes sin espinas.
De 1 a 3 años
– Diversificar las técnicas y preparaciones culinarias: hervido, plancha, guisado, horno, frituras…
– Poco a poco, ir estructurando horarios para que el niño/a se vaya adaptando a las comidas familiares. Comer todos lo mismo.
– Ojo a los sólidos con riesgo de atragantamiento.
A partir de 4 años
– Si comen en el cole, conocer el menú escolar para completar el menú adecuadamente.
– Planificar unas medias mañanas y meriendas saludables para fuera de casa.
– Pueden empezar a colaborar en las tareas de la alimentación, acorde a su edad.
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