Cada primavera, regresa al mar Cantábrico tras crecer en las aguas del Atlántico, completando un viaje que es puro instinto, tradición y naturaleza.
Es entre marzo y junio cuando alcanza su máximo esplendor: rica en grasa, sabrosa y en su tamaño ideal. Así comienza la costera, la temporada de pesca más esperada, que sigue el compás del mar y respeta un legado transmitido de generación en generación.